Ayer día 10 de Agosto celebramos la anual visita de las fulgentes lágrimas de San Lorenzo en el acto programado PERSEIDAS 2016. Lejos del sufrimiento que el mártir hubo de soportar cuando allá por el año 258 decidieron en Roma postrarlo en una parrilla y mandarlo vuelta y vuelta a la más santa eternidad, la noche transcurrió en amena velada y exquisitas viandas. Empezamos a las 20:30 en nuestra Casa de los Estudios con el pase de dos estupendos vídeos explicativos, el primero de ellos relatando cuán atípica es nuestra Vía Láctea, el segundo concienciándonos en la insignificancia del ser humano enfrentada a la magnificencia del universo a través de un zoom out que nos transportó desde las altas cimas del Himalaya hasta los confines de la galaxia, todo ello sin despegar siquiera de Infantes.
De allá partimos en comitiva hacia el vecino restaurante La Gavilla, donde aguardaban platos tan temáticos como exquisitos. En el restaurante, productos típicos de orza, quesos, duelos, quebrantos y carnes transmutaron de mano de Jesús, Javi y su fabuloso equipo en sabores de otra galaxia, restos de cometas y hasta alguna estrella enana a punto de explosionar en una alquimia gastronómica que habría hecho llorar a Quetelet.
Decidieron los hados «obsequiarnos» con el universal diluvio, acaso en adelanto de pecados que aún andamos pendientes en cometer, así que tras la velada hubimos de trasladar la ubicación original del avistamiento primeramente a la ermita de San Miguel donde esperábamos encontrar circunstancias lumínicas propicias similares a las pensadas en inicio y en última instancia (debido a las inmisericordes lluvias) a las dependencias principales de Calambur en La Casa de los Estudios. Infinitamente agradecidos a nuestros invitados, que aceptaron todo cambio con una disposición tan entregada como aquella con la que el malogrado San Lorenzo acometió la parrilla en otro caluroso agosto, pudimos avistar aún alguna luminosa estela perseica desde el corral de la casa, que hizo las veces de improvisado observatorio.
Sin más retórica, desde Calambur Experience reiteramos pues nuestro más profundo agradecimiento a los colaboradores y asistentes así como invitamos a los ausentes a acompañarnos en futuras aventuras que, como es de suponer y desear, serán anunciadas próximamente.