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El origen de Villanueva de los Infantes (EL LUGAR DE LA MANCHA) Ciudad Real, se remonta al siglo XV, cuando la Moraleja, una aldea dependiente de Montiel pasó a ser una villa independiente el 10 de Febrero de 1421 gracias al maestre de Santiago e infante de Aragón, Don Enrique. En agradecimiento a Don Enrique, inicialmente se la denominó Villanueva del Infante.
Alrededor de Villanueva de los Infantes (EL LUGAR DE LA MANCHA) encontramos restos prehistóricos de poblaciones de la Edad del Cobre e inicios de la Edad de Bronce de gran valor en la Meseta Sur, como El Castellón, el Cerro de los Conejos o el Arroyo del Toril, con cronologías entre el 2500 – 1200 a.C. aproximadamente.
Destacan cerámicas campaniformes, ciempozuelos, puntilladas, etc., industria ósea y elementos de prestigio como ámbar o marfil. Todo ello y su ubicación en el valle del río Jabalón, sobre las vías naturales este – oeste y norte – sur parece indicar la existencia de importantes relaciones con otras regiones peninsulares.
Igualmente, el periodo ibérico – oretano, siglos V – I a.C.- y la posterior presencia romana en el valle del río Jabalón confirman la fertilidad del hábitat, cuanto menos hasta el siglo V d.C. En este sentido, uno de los edificios claves será el Edificio Columnado de Jamila del que se conocen, al menos, dos grandes fases constructivas. La más moderna corresponde a la Repoblación medieval (siglos XIII – XIV), pero materiales y estructuras pueden remontar los orígenes del lugar a época iberorromana. En igual caso se halla el «puente de Triviño«, una estructura portuaria de más de 100 metros, 6 arcos y casi 5 metros de calzada cuyos orígenes son romanos. Posteriormente, en 1786 sufrió una gran reconstrucción de la que lo que hoy se ve es su mayor exponente.
Esta villa siguió creciendo y fue proclamada capital del Campo de Montiel por Felipe II en 1573.
Figuras como Santo Tomás de Villanueva, el humanista Jiménez Patón, el artista Francisco Cano o grandes iconos culturales como Quevedo, Cervantes y Lope de Vega convirtieron la villa en un importante foco cultural y espiritual.
Con un relevante papel estratégico y militar en la Guerra de la Independencia, estuvo bajo dominio francés el 1 de enero de 1810 aunque este dominio duró menos de dos años. En 1895 la regente María Cristina le concedió el título de ciudad y ya en el siglo XX, en 1974, fue declarada Conjunto Histórico – Artístico.